martes, 6 de octubre de 2015

HAY QUE SUPERAR EL RENTISMO (II)

Revolucion-de-Octubre

Con impulso a la producción nacional y participación obrero-popular

Por: Edgar Meléndez. Especial para TP

Miembro del Comité Central del PCV
No es posible hacer equiparaciones o comparaciones entre la Revolución bolchevique y el actual proceso de cambios en Venezuela, especialmente en lo referido a la fuerza en el poder; pero debemos estudiar y aprender las grandes lecciones que nos legó la construcción del primer Estado de obreros y campesinos en la historia de la humanidad.
Una de esas grandes lecciones es la necesidad del desarrollo de las fuerzas productivas y, en general, de la base material concreta que prepara y catapulta la construcción del Socialismo.
La colectivización del campo en la Unión Soviética, iniciada en 1929, y el incremento de la producción de cereales y otros rubros, ejecutada a través de los koljoses –en dura batalla contra los elementos reaccionarios (kulaks)–, no sólo fue el centro del Primer Plan Quinquenal sino el cimiento del desarrollo industrial del país. El PCUS prestó una cuidadosa dirección a tan medular asunto del que dependía, según su propia caracterización, la posibilidad concreta de la transformación social.
La colectivización realizó una transformación política, económica y cultural extraordinaria y llevó a las masas campesinas por la vía socialista” (Ludo Martens, Una mirada sobre Stalin).
Los antecedentes de este duro pero provechoso episodio, que requirió del pueblo y de su organización de vanguardia enormes sacrificios, fue consecuencia de la decisión del Partido en 1921 –tras cuatro años de guerra civil desde la conquista del Poder– de “poner en marcha la industria sobre una base socialista” cuyos logros empezaron a verse entre los años 1922 y 1926 en buena medida al impulso de la Nueva Política Económica (NEP).
En nuestro país, una de las debilidades teóricas, con lógicas consecuencias prácticas, ha sido la confusión entre una innegable redistribución de la renta petrolera en beneficio de las masas y la construcción de un nuevo modelo económico (que algunos insisten en llamar “socialista”).
Hace pocos meses leímos con preocupación unas declaraciones del Comisionado Presidencial de Empresas Recuperadas, Ocupadas, Nacionalizadas, Creadas y Aliadas, sobre la necesidad de recurrir al capital privado para el “reimpulso de empresas del Estado”.
En Venezuela no sólo no estamos en Socialismo, sino tampoco en su etapa de transición, y la urgencia es superar el modelo económico rentista, improductivo, mono-exportador y multi-importador.
La preocupación sobre la aseveración del alto funcionario no es una dogmática negación del papel que puede cumplir el capital privado en un momento de la liberación nacional. La preocupación surge porque luego de más de 16 años todos los indicadores señalan, como también lo ha advertido oportunamente el PCV, que la burguesía nacional ha obtenido niveles récord de enriquecimiento, en gran medida parasitando, como ya es histórico, de nuestra renta petrolera; y, por si fuese poco, ahora además algunos con responsabilidades oficiales nos anuncian que necesitamos de esa burguesía para seguir avanzando.
El PCV ha convocado a un amplio debate nacional revolucionario sobre el modelo económico venezolano, además ha presentado una serie de propuestas por una nueva y revolucionaria política económica; es hora de iniciar ese debate, de identificar las verdaderas causas de la situación actual y tomar correctivos contundentes.
Debemos impedir que la derecha internacional y sus operadores locales saquen verdadero provecho de los errores u omisiones actuales y acumulados, que aún pueden revertirse si contamos con la fuerza del pueblo trabajador organizado y una dirección revolucionaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario