viernes, 26 de junio de 2015

LA CLASE OBRERA (III)

petroleros

Por: Edgar Meléndez. Especial para TP
De acuerdo a los aspectos que revisábamos en el número anterior, se evidencia que la definición integral de «Clase Obrera» comprende la unidad dialéctica de sus aspectos objetivos y subjetivos y que su materialización práctica, y su comprensión teórica, está indisolublemente unida al concepto «Lucha de Clases», tal como veremos más adelante y que explica claramente el injustamente vilipendiado Manual de Marxismo-Leninismo de la Academia de Ciencias de la URSS.

Por la relación «clase obrera-lucha de clases» es que la burguesía y su aparataje ideológico –en la necesidad de invalidación e invisibilización de la Clase Obrera–, se ha planteado, en no pocos intentos, desacreditar el concepto «Lucha de clases» y así lograr instaurar en el imaginario de las masas que no existe tal lucha, más allá de que la realidad los desmienta minuto a minuto.
De esta forma, entonces, se les haría mucho más fácil “verificar” que tampoco las clases existen o por lo menos que no tiene sentido su existencia y que la sociedad habría alcanzado un “punto de equilibrio” donde no tendrían cabida las revoluciones.
De tal suerte que la defensa de la existencia y vigencia de la Clase Obrera pasa por la defensa de la vigencia y legitimad de la Lucha de Clases.
En el mencionado Manual –que es un referencial texto de estudio–, podemos leer:
«La lucha de clases preside toda la historia de la sociedad basada en la explotación (como la sociedad capitalista). (…) El conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, que es la base económica de la revolución social, madura lentamente, mientras el viejo modo de producción evoluciona
«La situación dominante de las viejas relaciones de producción se ve reflejada por todo el aparato económico, político y espiritual de la clase que se encuentra en el poder. De ahí que estas relaciones no puedan ser reemplazadas por vía evolutiva, sino mediante una revolución que barra cuanto se opone al avance de las nuevas relaciones económicas y ante todo la dominación política de las clases caducas.»
«Ninguna clase explotadora ha renunciado ni renunciará voluntariamente a sus propiedades, a todo cuanto le proporciona una situación privilegiada. (…) El problema central de la revolución (y por ende de la lucha de clases) es el del poder político».
Y como claramente se expone más adelante en el mismo texto, la condición revolucionaria de la Clase Obrera se expresa en que sus intereses y aspiraciones «coinciden con la orientación general de desarrollo de las fuerzas productivas. El nivel de desarrollo alcanzado por estas fuerzas bajo el capitalismo exige la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción. Al cumplimiento de esta tarea está llamada la clase obrera, el interés de la cual, objetivamente, reside no sólo en la destrucción del capitalismo, sino también en su sustitución por el socialismo, régimen que, una vez implantado, abre vastos horizontes para un gigantesco crecimiento de las fuerzas productivas de la sociedad.»
Una vez abordados, desde el marxismo-leninismo, los aspectos conceptuales sobre la Clase Obrera, la comprensión de su ubicación y papel en la transformación revolucionaria de la sociedad y su vigencia –a pesar de lo que dicen la burguesía, la pequeña burguesía y sectores de las capas medias–, queda por abordar lo referente a la composición de la clase en la actualidad, que será materia de la próxima entrega.

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