sábado, 22 de noviembre de 2014

SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN RUSIA Y LAS TAREAS DEL PCFR PARA ACRECENTAR LA INFLUENCIA DENTRO DEL PROLETARIADO

Buró Político del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR)

Buró Político del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR)
Se celebró la VI Reunión plenaria ordinaria del Comité Central del Partido Comunista de la Federación de Rusia (PCFR). Tres semanas antes de la Reunión, el periódico “Pravda” en el número del 25 de septiembre de 2014, publicó el artículo de la Presidencia del CC del PCFR “Situación de la clase obrera en Rusia y las tareas del PCFR para acrecentar la influencia dentro del proletariado”. El 18 de octubre, se celebró la Reunión plenaria del CC del PCFR en la cual el Presidente del CC G.A. Ziuganov expuso las tesis principales del informe publicado anteriormente. En la Resolución de la Reunión plenaria del CC del PCFR adoptada después del debate se señala: “Apoyar y admitir para la ejecución las valoraciones y conclusiones de la Presidencia del CC del PCFR…”.
El informe Situación de la clase obrera en Rusia y las tareas del PCFR para acrecentar la influencia dentro del proletariado” sigue abajo.

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El planteamiento del problema de la interacción del partido comunista con la clase obrera representa como tal la realización de los postulados esenciales del partido. El Programa del PCFR resalta que nuestras miras están puestas decididamente en el socialismo. Afirma que: “A pesar del retroceso provisional del movimiento revolucionario, la época moderna es del tránsito del capitalismo al socialismo”. El XV Congreso del partido declaró: “En el mundo circundante se forma cada vez más factores para desplegar la lucha revolucionaria por su esencia por el socialismo”. El Informe Político al Congreso señala que los próximos años deben ser el“período de la maduración clasista del proletariado”. Todos estos planteamientos tienen carácter estratégico, de principio.
Capitalismo en Rusia: reaccionario y comprador
En el Informe a la Reunión plenaria del CC se presenta una caracterización amplia del capitalismo en Rusia.
Primero, es una sociedad regresiva y reaccionaria. En cuanto a la producción de bienes industriales rezagamos como mínimo 5 veces en comparación con los países desarrollados. Se ha arruinado el campo. Está paralizado el sistema crediticio y monetario. Disminuye críticamente el nivel profesional de los trabajadores en todos los sectores de economía y administración. Contrariamente a la propaganda oficial la industria nacional sigue degradando. Desde principios de año, 54 empresas de una sola provincia de Sverdlovsk anunciaron la reducción de la plantilla. Hasta la fecha del 1 de octubre, allí fueron despedidos más de 5 mil trabajadores. Muchas empresas reducen la semana laboral, rebajan o no pagan a tiempo el salario.
Segundo, en el país se consolidó el capitalismo parasitario. El aparato administrativo en Rusia supera dos veces el de toda la Unión Soviética. Una parte significativa de la fuerza laboral más sana está concentrada en las agencias de seguridad y custodia privadas. En comparación con el año 2000, el número de trabajadores industriales se redujo en más de 2 millones. Al mismo tiempo, casi en 3 millones aumentó el número de los que se dedican a operaciones inmobiliarias o son ocupados en el sector financiero y bancario.
El tercer rasgo del capitalismo ruso: su carácter comprador. Los nuevos “propietarios estratégicos” entendieron acto seguido que al convertirse en proveedores de materias primas obtendrían su nicho en el sistema del capitalismo global. Desde aquel entonces, en la economía nacional dominan dos sectores: el de materias primas y exportación y el sector bancario. Otros sectores, sobre todo de alto contenido científico, se destruyeron.
En los últimos tiempos la zona del capital comprador no dejaba de ampliarse. El mercado interno de Rusia está subordinado a los suministros desde afuera. Las cadenas comerciales grandes están en manos de las transnacionales. Incluso el complejo militar-industrial depende de las importaciones de complementos. El capitalismo comprador saca de Rusia recursos gigantescos. Este año, ya evadieron de Rusia 90 mil millones de dólares. La integración en el capitalismo global se convirtió en el sojuzgamiento de Rusia.
Cuarta característica del capitalismo en Rusia: su carácter oligárquico. Al capital grande y mediano les es propia una alianza muy estrecha con la burocracia. La única diferencia es que los oligarcas de escala rusa figuran en las páginas de la revista “Forbs” y los hombres de negocios y bandidos de tamaño medio gobiernan a “escala regional”.
El conflicto dentro del capital comprador solamente resalta su esencia oligárquica. Los capitalistas “de Estado” forman parte de la unión con el poder y se proponen quedarse con nuevas grandes tajadas en la privatización. Al otro lado están los capitalistas “liberales”. Estuvieron favorecidos en los años 1990, pero fueron suplantados durante el reparto de la propiedad. Los dos ramos de la clase burguesa están compitiendo por el derecho de sacar el jugo a los trabajadores.
De tal manera, el capitalismo en Rusia es regresivo y parasitario, oligárquico y comprador. No es vital y condenado históricamente.
País como nudo de contradicciones
Rusia vivió el retroceso provisional del socialismo y la restauración de la omnipotencia de la propiedad privada. El capitalismo dividió de nuevo el país en dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado. En la sociedad volvió a instaurarse el sistema de contradicciones propias de Rusia antes de la Revolución de Octubre. Estas mismas están centradas en la contradicción entre el trabajo y el capital, entre los explotadores y los explotados.
La minoría de quienes se apoderaron de los medios de producción vive a expensas de la explotación de la mano de obra asalariada. La mayoría absoluta de nuestros ciudadanos se ven obligados a vender sus manos para ganarse medios de subsistencia para su familia. La capacidad de trabajar es lo único que tienen.  La estratificación de la sociedad rusa alcanzó una inusitada polarización material. Hoy, incluso según las estadísticas oficiales, el 47,4% de la masa monetaria en el país se concentra en manos del 20% de la población más próspera. Al mismo tiempo, el 20% de la población con los ingresos más bajos sólo disponen del 5,2% de la masa monetaria total.
Rusia se ha convertido en el país de los pobres. La pobreza absoluta se determina en nuestro caso conforme al mínimo vital que el gobierno de Yeltsin estableció ya en el año 1992. Se determina de acuerdo con las normas que permiten a una persona no morirse de hambre, no más. El año pasado, el Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia publicó los resultados de una investigación sobre la pobreza y desigualdad.  Los datos son escalofriantes: un 30% de nuestros compatriotas viven en la zona de pobreza. Les metió allí la dictadura del capital comprador. La situación de la mayoría absoluta de los ciudadanos se deteriora.
Los partidarios de la propiedad privada prometieron al pueblo un salto al “mundo civilizado” próspero. Pero, acabó en la caída al abismo. Este es uno de los hilos del gran nudo de contradicciones.
El modo de vida socialista creado por el sistema soviético quedó destrozado. El eje de sus valores humanos era el respeto al hombre trabajador. “De cada uno según sus capacidades, a cada uno según su trabajo”, no sólo es el principio de las relaciones de distribución sino también el criterio de la significación social del hombre. Por ello, el trabajo bajo el socialismo se valoraba no solamente por el dinero sino también por el apartamento gratuito, el descanso en el sanatorio o balneario, el título honorífico “Veterano del trabajo”, ordenes, medallas, condecoraciones “Ganador de la competición socialista”.
Hoy, el culto al trabajo es reemplazado por la propaganda de los ingresos no laborales, el culto al latrocinio y codicia. La propia naturaleza del capitalismo no permite que el trabajo sea la causa del honor, dignidad y heroísmo.
Una parte inalienable del modo de vida socialista era la ayuda mutua, cooperación, colectivismo. El intercambio de experiencias y conocimientos ayudaba a formar colectivos laborales estables. Hoy, en las empresas predomina otro sistema de organización de las relaciones laborales: elimina consecuentemente los colectivos anteriores, forma la enajenación entre las capas sociales. El contramaestre se considera superior al operario y se comunica con él sólo sobre cuestiones tecnológicas. En sus relaciones con el contramaestre, el jefe de turno considera indigno traspasar un círculo estrecho de cuestiones de producción.
En condiciones del capitalismo los rusos han vivido el estallido de conflictos entre las naciones. La propaganda burguesa se burla de las nociones de amistad de los pueblos y el internacionalismo, saluda la competencia entre los trabajadores asalariados. Se azuza a unos contra otros en la lucha por el puesto, vivienda, modo de descanso. El país conoció de nuevo la monstruosidad de los conflictos interconfesionales. Se provoca la enemistad entre el cristianismo y el islam.
Al nudo de contradicciones retornadas de la época de antes de la Revolución de Octubre se añaden nuevos fenómenos.
Solamente los comunistas se opusieron a la adopción del Código del Suelo. Permitió vender tierras rusas, entregarlas en propiedad a quienes no las labran e, incluso, no tienen nada en común con Rusia. Más del 60% del mercado de alimentos rusos lo inundaron productos importados. Entre las iniciativas del PCFR figuran anteproyectos de leyes sobre la seguridad alimentaria y la paridad de precios. Fueron rechazados al igual que las propuestas sobre el desarrollo del sector de maquinaria. Todo ello muestra evidentemente cómo las autoridades tratan a los campesinos. Nuestro grupo en la Duma Estatal insistió en que no menos del 10% de la parte de egresos del presupuesto se dirigiera al fomento de la agricultura y los sectores afines. Sin embargo, los últimos años sólo se destinaba un 1% para estos fines.
En este nudo de contradicciones hay un conflicto evidente entra las normas de la Constitución y los procesos políticos reales. Incluso las elecciones masivas de los gobernadores fueron ejemplo de anomalías. Solamente 11 dirigentes de las regiones se elegían en plazos previstos, y 19, anticipadamente. Se apresuraban a renovar el mandato comprendiendo perfectamente que el año que viene esto sería mucho más complicado. En este caso, trataron de aprovecharse de la popularidad provisional de las autoridades centrales tras la reunificación de Crimea y Rusia. Pero las elecciones no se convirtieron en el catalizador de las decisiones inteligentes y fuertes. Simplemente, las maquinaciones, tecnologías “negras” y abusos administrativos se adelantaron al período preelectoral. En primer lugar, para asegurar un resultado necesario a las autoridades se usó la votación anticipada. En varias regiones un tercio de los electores entregaron sus votos a domicilio o anticipadamente.
Hoy podemos afirmar que en el país se formó un sistema político que descarta la posibilidad de garantizar elecciones honestas y limpias. Pero los comunistas deben combatir en cualquier tipo de condiciones. El PCFR confirmó su posición de la alternativa clave a las autoridades y fortaleció sus posiciones como la principal fuerza de oposición. Las fuerzas liberales con su programa económico antipopular y la posición provocativa en cuanto a Crimea y Ucrania sufrieron una verdadera derrota.
Aparece también otra línea de contradicciones. Que se han agudizado dentro de la “nueva burguesía” que se apoderó de las posiciones de mando en la economía.  Es patente el conflicto entre dos partes del capital comprador. Una de sus partes son los capitalistas “de Estado”. Están en unión con el poder y esperan apropiarse de las tajadas más grandes de la propiedad pública privatizada. Al otro lado están los representantes “liberales” del capital. Estuvieron favorecidos en los años 1990, pero fueron desbancados durante el reparto de la propiedad.
Mientras los dos grupos se tiran la soga y adoran a distintos “dioses”, a los ciudadanos se les propone considerar esa lucha como esencia de las contradicciones principales en el país. Pero no es así: nadie logró todavía engañar las leyes de desarrollo social.
El dolor de Ucrania es nuestro dolor
En la sociedad dividida socialmente la lucha ideológica es inevitable. Ello se evidenció en Ucrania.
El Maydán “temprano” tenía antes que nada el carácter antioligárquico. Yanukovich que convertía ávidamente el poder en dinero para muchos era la encarnación de la arbitrariedad capitalista. Pero la protesta estallada fue utilizada en la lucha entre diferentes clanes de la gran burguesía. En ella vencieron las fuerzas de extrema derecha prooccidentales. Los pequeños burgueses siempre vacilantes y el lumpen proletariado se dedicaron al nacionalismo radical. En Ucrania explotó la mezcla del descontento popular por su situación, por el pillaje de la “familia” de Yanukovich y la injerencia occidental. Para los círculos gobernantes de Rusia Ucrania era ante todo un territorio por el cual pasa el gasoducto.
Como resultado del golpe del estado el gran capital de Ucrania instauró una dictadura abierta. Poroshenko, Kolomoyski, Taratuta y demás multimillonarios asumieron funciones de dirección estatal. Además, crearon ejércitos privados y la policía secreta. Desplegaron las represiones políticas. Se destruyen los monumentos a Lenin y militares soviéticos que liberaron de los hitlerianos a Ucrania.  Fue abolida la ley que permitía el uso del idioma ruso como regional.
La respuesta de Crimea y el sud-este de Ucrania fue el auge del movimiento antifascista, antioligárquico. Los acontecimientos en las provincias de Donetsk y Lugansk se relacionan directamente con la correlación de fuerzas de clase. El proletariado industrial de Ucrania se conservó más en el sud-este industrial del país. Es allí donde los usurpadores kievlianos tropezaron con una respuesta vigorosa.
El PCFR es solidario con los participantes de la resistencia popular en Ucrania. Los comunistas rusos se pronuncian por el reconocimiento de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Al ayudar activamente a la población, recolectamos y enviamos allí casi dos toneladas de la ayuda humanitaria.
El contenido clasista del poder actual en Ucrania es obvio. Se pone claro con las persecuciones al Partido comunista. Afirmamos que no existen motivos para la ilegalización del PC de Ucrania. El PCU es el único partido que se opone firmemente al poder oligárquico.Es el quid del asunto. Aniquilar el partido comunista sólo aspiran quienes quisieran sofocar la disidencia y privar a los ciudadanos de la libertad de opción. No hay que olvidar: la instauración del fascismo en Europa empezó con las represiones contra los comunistas. ¡Exigimos poner fin a las persecuciones contra nuestros camaradas!
Estamos convencidos que solamente la actividad masiva de los trabajadores permitirá a las fuerzas sanas de la sociedad ucraniana meter a los secuaces de Bandera en aquellas catacumbas de las que habían asomado. Solamente en el Estado socialista soviético Ucrania obtuvo por primera vez en su historia el poder popular y prosperidad. La única defensa segura de ella contra las calamidades actuales es la sustitución completa del sistema económico-social imperante. El PCFR hace todo lo posible orientando a la comunidad internacional a hacer frente a la fascistización de Ucrania. Al expresar nuestra solidaridad con Ucrania exigimos poner fin a la persecución de nuestros camaradas. ¡Los intentos de ilegalizar el PC de Ucrania son indignantes e inadmisibles!
Exigimos que los círculos gobernantes del Occidente dejen de intervenir en los asuntos internos del hermano pueblo. La deuda deEE.UU de 17 billones de dólares empuja a Washington a prender el fuego de una nueva Guerra. Este hecho es testimonio evidente de la putrefacción del imperialismo. Todas las fuerzas progresistas se ven obligas a arreciar la lucha internacional contra la ideología nacionalista, desplegar una amplia campaña antibélica, anti OTAN. Y, lo principal, es de consolidar la vértebra proletaria de la lucha por un mundo distinto.
Estamos convencidos que solamente el socialismo salvará a Ucrania de sus males actuales. Y que solamente en unión con la Rusia socialista podrá alanzar alturas de la prosperidad. Hoy a muchos les parece que la garantía del florecimiento del país es la alianza con Europa. Pero esa alianza siempre significó desgracia.
La lección magistral de los acontecimientos actuales en Ucrania es así: solamente al tomar conciencia de sus intereses clasistas, el proletariado dejará de ser la carne de cañón en la lucha entre los grupos de burguesía. La clase obrera y sus aliados precisan actuar como fuerza política independiente y para ello es de consolidar y respaldar a su vanguardia, el partido leninista, partido de los comunistas.
Vanguardia de cambios venideros
V.I.Lenin planteaba al partido comunista dos tareas: “Vencer a los explotadores y defender el poder de los explotados”, “construir nuevas relaciones económicas”. Al calificar la segunda tarea como creadora, el fundador del bolchevismo subrayó que las dos partes de la “revolución socialista están relacionadas indestructiblemente y diferencian nuestra revolución de todas las anteriores que poseían una significativa parte destructiva”.
El capitalismo sólo tiene una alternativa: el socialismo. La tarea del tránsito del capitalismo al socialismo no sólo refleja el sueño multisecular de los pueblos sobre la igualdad social. Como determinó el marxismo-leninismo, esa necesidad proviene del desarrollo objetivo de las fuerzas productivas. Ya hace 100 años, la socialización de la producción se expresaba notoriamente en el crecimiento de los carteles, sindicatos y trust, en el incremento del potencial del capital financiero. Ahora ello ha alcanzado dimensiones gigantescas. La fuerza de las transnacionales supera las posibilidades de muchos Estados. La revolución científico-técnica ha acelerado este proceso. Ha aumentado considerablemente la automación de la producción. Carlos Marx no sólo predijo la aparición de las fuerzas productivas de ese tipo sino fundamentó que eran premisa tecnológica para lograr la justicia social. De tal modo, la base material del inicio de la formación comunista continúa formándose y ampliándose.
Pero cualquier tendencia podrá triunfar cuando tiene a sus actores. Solamente la clase opositora de la burguesía puede abogar por el cambio de relaciones, por la reorganización socialista de la sociedad.El nombre de esa clase es el proletariado. Después de la contrarrevolución burguesa la clase obrera nacional volvió a ser parte inalienable del proletariado, su núcleo. Se vio involucrada en el sistema de relaciones de producción inexistentes bajo el socialismo.
¿Cuáles son las perspectivas de esa lucha? ¿Cuál es la correlación de clases en la sociedad rusa moderna? Según los datos de Rosstatlos que usan el trabajo asalariado y obtienen ganancia son el 1,2% de la población activa. Son aproximadamente 850 mil propietarios de los medios de producción. Sus asalariados son 66,5 millones de personas. En término medio, un capitalista explota a 80 asalariados. Durante cinco años el número de empleadores disminuyó más que en 200 mil. Un fenómeno seguro: en el país tiene lugar la concentración de la producción. El número de multimillonarios de dólares crece, y se reduce el número de empresarios medios.
Crece también la proletarización de la población. Cuando un capitalista medio es suplantado del mercado, trata de salvar su negocio, reduce el salario de los trabajadores, intensifica el trabajo, aumenta la norma de explotación. Los autores del “Manifiesto Comunista” subrayan que el proletariado, clase de obreros modernos, sólo puede existir cuando encuentran trabajo, y lo encuentran mientras su trabajo aumente el capital. Esos obreros que se ven obligados a venderse por unidad, representan por si mismos una mercadería como cualquier objeto de comercio y, por ende, son sensibles a cualquier casualidad de la competencia, a cualquier fluctuación del mercado.
Cuando se escribía «El Manifiesto Comunista», se consideraba como proletarios a la clase obrera. La revolución científico-técnica ha cambiado seriamente la situación. Junto con los proletarios del trabajo físico, la clase de los trabajadores explotados empezó a incluir al gigantesco ejército de los proletarios de trabajo intelectual.
El destacamento más numeroso de los asalariados en Rusia son los obreros cualificados de las empresas industriales, la construcción, el transporte, las comunicaciones, geología y prospección del suelo. Su número asciende a 9,6 millones. Casi 9 millones son el proletariado industrial de cualificación media. Allí están los operadores y técnicos de diferentes máquinas y equipos. 7,5 millones de obreros segúnRosstat pertenecen a la categoría de obreros no cualificados. En total, todo ello nos permite incluir en la clase obrera a casi 26 millones de proletarios, o sea más del tercio de todos los asalariados del país. Es de reconocer que es una cifra enorme. Es mayor al número de la clase obrera industrial de la Unión Soviética en 1940.
Casi 5,5 de millones de obreros de la Rusia actual trabajan en los sectores de comercio, servicios, vivienda. Junto con ellos, el total de la clase obrera urbana es mayor a 31 millones de personas. 2,5 millones más de los obreros asalariados trabajan en agricultura, industria forestal, pesca y piscicultura.
Se confunden profundamente quienes afirman que en nuestro país desapareció la clase obrera. Si admitimos esa lógica extraña resultará que el pan lo hacen los burgueses y los autobuses los conducen los oligarcas…  Tenemos un criterio riguroso científico de la pertenencia de una persona a la clase obrera o la burguesía: es su lugar en el sistema de relaciones productivas. Antes que nada, es su lugar en el sistema de relaciones de producción, así como en la organización social del trabajo, en el reparto y consumo del producto creado. Una excelente definición leninista de las clases se da en su obra “La gran iniciativa”.
Conocemos que la crisis nacional que V.I.Lenin llamó como situación revolucionaria incluye “la agudización mayor que siempre de la miseria y calamidades de las clases oprimidas”. Pero la pauperización puede ser relativa y absoluta. La pauperización relativa de los trabajadores tiene lugar en todas las fases de desarrollo del capitalismo. Se caracteriza por la disminución de la parte de la clase obrera en la renta nacional.  Sin embargo, en la Rusia capitalista se observa también la pauperización absoluta de la clase obrera, es decir la degradación de día a día de su nivel de vida. En una investigación especial “La pobreza y desigualdad en la Rusia moderna” los científicos del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia fundamentan así: la pobreza rusa es “pobreza con libreta de trabajo”. Como mínimo un 20% de los que tienen trabajo están al borde de la supervivencia. Dos tercios de los “pobres con la libreta de trabajo” son obreros industriales que tienen las más de las veces la cualificación media e incluso superior. Y los obreros de la cualificación baja no están en mayoría. Su parte es de 26—28%. Casi la quinta parte de los obreros que viven sufriendo privaciones constantes son profesionales de cualificación media. La clase obrera está privada de las perspectivas del crecimiento social. Incluso un 40% de la población no pobre duda de que sus hijos alcancen lo que habían alcanzado en la vida sus padres. Sólo la décima parte de los encuestados confía en los mejor.
Es por eso que la consigna principal de los rusos sobre el futuro del país es “justicia social, derechos iguales para todos, un Estado fuerte que se preocupa de todos los ciudadanos”. Un 45% de los encuestados lo consideran como su sueño personal. Tales son los resultados de la investigación del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia “Cuáles son los sueños de los rusos”. Solamente un 7% prefirieron una opción alternativa “Mercado libre, propiedad privada, mínimo de injerencia del Estado en la economía”. Los que durante la encuesta se identificaron como partidarios del socialismo superan dos veces el número de los liberales y nacionalistas en conjunto.
Luchar por la clase obrera
V.I. Lenin tiene una formula precisa de que dirigir a los trabajadores y las masas explotadas puede únicamente una clase que marcha sin vacilaciones por su camino, que no se desanima y no se desespera en los pasos más difíciles, duros y peligrosos. No necesitamos arranques histéricos.  Lo que nos hace falta es la marcha acompasada de los batallones de hierro del proletariado.
Nosotros, los comunistas, tenemos que ver las dos caras de la desindustrialización de Rusia originada por la restauración del capitalismo. Una, es el cierre de una gran cantidad de empresas que representaban un verdadero orgullo del país, la liquidación de los sectores enteros de la industria. La otra, es la eliminación consecuente de la clase obrera. Asistimos a un proceso destructivo de desindustrialización de la clase obrera. Desde 2000, el número de los trabajadores en el sector de producción de máquinas y equipos se redujo 2,3 veces, la producción de medios de transportes y equipos 1,4 veces, en la producción del coque y derivados de petróleo 2 veces. Y ello no está relacionado de ninguna manera con el paso a las tecnologías postindustriales.
Para el PCFR la nueva industrialización de Rusia tiene una significación económica, patriótica y clasista. El trabajo del grupo del PCFR en la Duma Estatal sobre el anteproyecto de ley de la política industrial es un paso más en la lucha por la segunda industrialización de nuestro país. El resurgimiento de la industria nacional permitirá ampliar las filas de la clase obrera. Es así que el partido demuestra el vínculo del patriotismo y el enfoque clasista en su trabajo.
Como tarea económica y política mínima el PCFR plantea la conservación de la clase obrera. El crecimiento numérico de sus filas gracias a los obreros de alta cualificación le permitirá de una manera más rápida y precisa tomar conciencia de sus intereses cardinales, entender su nexo directo con el retorno de Rusia a la vía de desarrollo socialista. El número de obreros en Rusia es significativo. Hoy en día son más que en el año 1917. Son más numerosos que el año 1959, según el censo de aquel entonces. Se han determinado dos factores muy importantes. Primero, la clase obrera está directamente interesada en el socialismo. Segundo, es el grupo social más numeroso de Rusia. Significa ello que es capaz de ocupar el lugar protagónico en la lucha por la transformación cardinal de la sociedad. Allí donde los comunistas logramos levantar a esa fuerza, le hacen caso propietarios de las empresas y burócratas. Pero, para desempeñar el papel de vanguardia el PCFR debe ampliar su influencia en la clase obrera. La organización de partido adquiere autoridad e influencia precisamente cuando en su actividad participan los obreros, cuando no hay divorcio entre las declaraciones sobre el carácter proletario del Partido comunista y su quehacer cotidiano. Es importante también buscar a los líderes entre los obreros, ayudarles a formarse, enseñar y educar.
Hay que pensar sobre la formación de las células de base para relacionarlas estrechamente con las empresas principales en las ciudades y el campo. No será el abandono del principio territorial del trabajo: las empresas también funcionan en .un territorio determinado. La sección local del partido puede acumular esas experiencias necesarias al concentrar los esfuerzos en dos-tres empresas. Tales puntos de apoyo pueden ser tanto empresas-gigantes como empresas pequeñas. En los años soviéticos fue editado un libro “Volantes del Comité de Moscú del Partido Obrero Social-Demócrata de Rusia en 1905-1907”.  Sirve para mostrar que los bolcheviques trabajaron no solamente en las fábricas sino también en panaderías, pequeños talleres. Los volantes eran concretos, o sea hechos para una panadería o fábrica concreta. Tenemos que aprenderlo. Hay que actuar de una manera ofensiva e ingeniosa. Los obreros tienen que ver en los comunistas a los defensores de sus intereses y organizadores. La sección del PCFR debe considerarse como célula del partido de la clase obrera.
La fuerza de la clase obrera es su consolidación
El marxismo-leninismo demostró y la práctica corroboró que la clase obrera es la más capaz que otras para la organización, la lucha consciente contra el capital. Esas cualidades son formadas por la propia gran producción. Requiere de la concentración de la fuerza de trabajo y una alta disciplina en el trabajo. Son cada vez más exigentes las demandas en cuanto al nivel cultural y académico de los obreros. Esas condiciones de su vida y trabajo se forman objetivamente forjando el espíritu de ayuda mutua y solidaridad.
En Rusia se han conservado más de 100 mil empresas que se consideran grandes y medianas. Dicho sea a propósito, según las normas internacionales, es considerada una empresa grande aquella donde trabajan 500 y más personas. Entre esas empresas hay fábricas, factorías, talleres ferroviarios, minas, obras en construcción y yacimientos con una elevada concentración de obreros. En la metalurgia no ferrosa, ocho empresas grandes producen un tercio de los metales del país. En la siderurgia, ocho empresas generan la mitad de productos del sector. Una situación semejante existe en la industria de refino de petróleo. La concentración de la clase obrera sigue siendo un importante factor de la influencia del partido en el proletariado. Hay que orientar nuestros esfuerzos hacia el desarrollo del movimiento obrero, hacia su unión con la ideología socialista.
Una importante condición del logro de esa tarea es la asimilación de las experiencias históricas del movimiento obrero y sindical. No menos actual para el partido es el conocimiento de la situación de las masas proletarias hoy en día. Para el PCFR es de especial significación la experiencia internacional de lucha por los derechos e intereses de los trabajadores de las masas proletarias
Proletarios de trabajo intelectual
En Rusia existen 20 millones de asalariados de trabajo intelectual. Quienes no son propietarios de los medios de producción. No se incluye aquí a los dirigentes y altos ejecutivos de las compañías capitalistas, órganos del poder y estructuras de seguridad del Estado. La parte principal de los trabajadores que producen valores intelectuales es asalariada y, por consiguiente, oprimida. Su pertenencia al proletariado fue notada todavía en el siglo XIX. D.I. Pisarev llamó a esas personas como “proletariado pensante”. Federico Engels habló del “proletariado de trabajo intelectual” y señaló que para emancipar a la clase obrera se van a necesitar especialistas, puesto que se trata de dominar no solamente la máquina política sino toda la producción social y aquí lo que se necesita no serán frases resonantes sino conocimientos sólidos.
Al clasificar a los trabajadores de trabajo físico e intelectual en el proletariado, no cerremos los ojos ante sus diferencias. Se refieren al contenido del trabajo, nivel académico, diferentes tradiciones originadas por las particularidades del estatus social. Los intelectuales relacionados con las funciones administrativas suelen sobrevalorar su papel. Es precisamente entre ellos donde surgen las ideas de la desaparición del proletariado. Si unos intelectuales llevan consecuentemente la visión del mundo socialista a los trabajadores, los otros actúan como conductores de las tendencias ideológicas burguesas.
Entre los proletarios del trabajo intelectual un lugar especial lo ocupa el “proletariado oficinesco”. Las dificultades de la implantación de la conciencia socialista en ese mismo se refuerzan por su relación débil con la clase obrera en general. Pero ellos también sienten en su caso la mayor intensidad del trabajo y la remuneración insuficiente. Un alto nivel de educación les permite entender con una mayor profundidad los problemas del mundo. Todo ello viene creando premisas para atraer a los proletarios de trabajo intelectual en las filas de los partidarios del PCFR. Además, entre ellos deben reclutarse propagandistas para trabajar entre los jóvenes. Para influir sobre estas personas es importante el uso de la red de Internet.
Una parte específica del “proletariado oficinesco” moderno son los asalariados que trabajan en los órganos municipales. El régimen burgués trata de mantener sólidamente en sus manos toda la administración local. Primero, esa administración subvencionada se ve obligada a mendigar ante las autoridades de las regiones. Segundo, las autoridades someten a un riguroso control y supervisión a los “municipales”. Tercero, al excluir a la administración local de la vértebra del poder público, el régimen la está convirtiendo esmeradamente en una parte integrante inalienable de la pirámide burocrática.
Habida cuenta de que la vértebra actual del poder en Rusia se construía desde arriba, esto incidió también en la lucha parlamentaria actual. La parte de los mandatos de los diputados de la PCFR en la Duma Estatal es de 20,4%, a nivel de los sujetos de la Federación, 11,3%, y en los órganos de gobierno local un 3,5% en término medio. Tenemos que ir ampliando nuestra influencia en las municipalidades.
Sobre los aliados de la clase obrera
La esencia política de la pequeña burguesía fue descubierta profundamente por los clásicos del marxismo-leninismo. En la obra “Revolución y contrarrevolución en Alemania” Federico Engels mostró brillantemente que los ánimos de la pequeña burguesía se determinan por la “situación intermedia entre la clase de los capitalistas más grandes … y la clase del proletariado”.  A tenor de ello, “la clase de los pequeños artesanos y comerciantes siempre es presa de las vacilaciones entre la esperanza de subir a la clase más rica y el temor de bajar hasta el nivel de los proletarios, o incluso, los indigentes… Como consecuencia, las nociones de esa clase se caracterizan por una extraordinaria vacilación”.
El gran capital y el mediano se diferencian entre si cuantitativamente. Sus características cualitativas son las mismas: la fuente de su existencia es la ganancia obtenida por la explotación del hombre por el hombre. La pequeña empresa se diferencia del capital grande y pequeño de una manera de principio: en la vida de las personas involucradas en el emprendimiento se mezclan de una manera abigarrada los principios laborales y de propiedad privada. Otro rasgo esencial: la pequeña empresa ocupa en la economía un nicho periférico. Le queda a la pequeña burguesía la parte menos rentable de la economía, la periférica. Y, por fin, la pequeña empresa juega el papel del amortiguador social. Se convierte en un refugio de la mano de obra expulsada por el gran capital desde la producción mercantil grande.
Los ideólogos del capitalismo apuestan por los pequeños empresarios como vehículos de la psicología de propiedad privada. La vanguardia socialista se dirige a ellos como trabajadores. De 71,5 millones de personas ocupadas en la economía de la Federación de Rusia, 10,8 millones están concentrados en la pequeña empresa lo que representa un 15%. Sin ese estamento económico el número de desempleados aumentaría prácticamente en 3,5 veces, y habría un desocupado entre cada cuatro-cinco ocupados.
El pequeño negocio no solo se compone de los propietarios. Allí están concentrados millones de trabajadores. Las pequeñas empresas no se convirtieron para ellos en un remanso apacible. La inestabilidad del personal aquí es mayor que los indicadores medios. Además de ello, la siega de la pequeña burguesía -según las palabras de Rosa Luxemburgo-,  también se acompaña inminentemente con lasiega de los trabajadores asalariados en la producción pequeño-mercantil privada. Para la pequeña empresa son características la dotación técnica incipiente y una baja productividad del trabajo. Se compensa por el crecimiento de los gastos laborales individuales y una elevada explotación. En las pequeñas empresas el salario medio es casi un 60% más bajo del valor aritmético ponderado del salario pagado en la Federación de Rusia.
De modo objetivo, la pequeña burguesía es aliada del proletariado.Si, su situación es contradictoria. Pero lo principal que tiene es la no aceptación del capitalismo con el poder omnímodo de los oligarcas. Más que nada eso se refiere a los asalariados ocupados en el sector mercantil pequeño.
Un tema aparte es el campesinado. El campo ruso fue objeto de la liquidación masiva del campesinado. Su indicador “externo” fue la reducción sustancial de la población agrícola. En 1987, en los koljoses (granjas colectivas), sovjoses (granjas socialistas) y otras empresas agropecuarias de la República Federativa Socialista de Rusia fueron ocupadas 10,5 millones de personas. Hoy, en ese sector quedaron solamente 6,4 millones. Mucho más sustanciales son las características internas de la “descampesinación”. En el campo ha cambiado radicalmente el componente social. En la agricultura están ocupadas, principalmente, dos categorías: propietarios privados y los trabajadores asalariados por ellos contratados.
Como advertían los comunistas, la propiedad privada sobre la tierra estaba muy poco relacionada con la orientación a la producción agraria. Solamente el 3,8% de la propiedad sobre la tierra de los capitalistas agrarios es explotada productivamente. Una gran extensión de tierras cultivables los nuevos “propietarios estratégicos” la han convertido en tierras baldías. En otras tierras crecen malezas e, incluso, bosques. El “desarrollo” del campo camina seguro sólo en un sentido: agudización de la explotación del trabajador asalariado por los capitalistas.
El Rosstat hace la contabilidad de seis tipos principales de plantas agrícolas. En los tres casos, es indudable el liderazgo de las empresas agropecuarias. Producen 78% del grano, 89% de la remolacha azucarera, 71% de girasol. En tres otras categorías, tienen liderazgo las empresas privadas. Producen 84% de papas, 71% de legumbres и 79% de frutas y bayas. Entre esos ganadores de la “competición” no figuran en absoluto los granjeros.
Resumiendo, bajo la restauración del capitalismo el campo ruso deja de ser campesino. Significa que sin el socialismo es imposible salvarlo. La alianza de clase del proletariado y la pequeña burguesía de la ciudad y el campo es la fuerza motriz de las transformaciones radicales de las relaciones de producción en Rusia. La posición protagonista de la clase obrera en esa alianza es lógica: sus intereses económicos y políticos no se conjugan con el capitalismo. Al mismo tiempo, se requiere que la fuerza dirigente de los obreros sea el Partido Comunista.
Obreros y el Partido Comunista
Para incrementar de una manera segura la influencia en las masas proletarias debemos responder con claridad a dos interrogantes:
— ¿Para qué el Partido comunista es necesario a la clase obrera?
— ¿Por qué el Partido comunista necesita a la clase obrera?
Respondamos por orden de cosas.
  1. La clase obrera necesita al Partido comunista para tomar conciencia de sus intereses cardinales. La vida viene incentivando a los proletarios a la lucha económica espontanea. Aunque orienta a resolver las tareas del momento presente. Pero los objetivos de la clase obrera están relacionados con la sustitución del capitalismo por el socialismo. Únicamente el partido comunista es capaz de ver la estrategia y vincularla con la práctica.
  2. El Partido comunista es necesario a los obreros para coordinar sus acciones. Solamente el partido es capaz de analizar y unir en un todo único diferentes eslabones de la lucha de clases.
  3. El partido es necesario a los obreros para introducir el contenido ideológico en la labor de los sindicatos. Lenin en su tiempo recordó con un lujo de ejemplos la existencia de los “sindicatos profesionales antisocialistas”. También nosotros vemos esos ejemplos. Según las leyes de Rusia solamente el sindicato tiene derecho a declarar huelgas. Pero para eso tiene que ocupar la posición proletaria. El estímulo para ello sólo puede dar el Partido comunista.
  4. El Partido comunista es necesario al proletariado para asegurar la interacción entre la clase obrera y sus aliados.
  5. El Partido es necesario a los obreros para hacer frente a la propaganda burguesa.
  6. El Partido comunista brinda la posibilidad a los representantes de la clase de obrera de participar en los órganos del poder y el autogobierno local.
  7. El Partido del internacionalismo proletario es necesario a los obreros para el respaldo recíproco de la protesta de los trabajadores de Rusia y otros países, para evitar la confrontación entre los trabajadores del país y los inmigrantes laborales. La gran consigna “¡Proletarios de todos los países, uníos!” la clase obrera la enarbola altamente sólo cuando la apoyan firmemente los comunistas.
Quienes consideran que la clase obrera puede actuar sin el PCFR, sin la ideología marxista-leninista, son los que no entienden absolutamente los intereses genuinos de los obreros o tratan de tergiversarlos conscientemente.
Evaluemos ahora por qué el Partido comunista necesita a la clase obrera:
  1. De todos los grupos sociales la clase obrera es el único partidario consecuente del socialismo. Solamente el socialismo le libera de la explotación capitalista. Por eso está objetivamente interesada en el análisis científico de los procesos sociopolíticos.
  2. Los obreros son la única base eficaz del movimiento masivo de los adversarios del capitalismo. Como señala Lenin, al hacerse socialistas los obreros luchan con una valentía abnegada contra todos quienes se ponen en su camino.
  3. Está probado por la historia que sólo apoyándose en la clase obrera el Partido comunista puede actuar como fuerza política importante que conduce a las masas proletarias hacia la victoria. Los intentos de los eurocomunistas de apoyarse en otras capas sociales condujeron a la pérdida de su influencia política.
  4. Los obreros no están interesados en utilizar nuestro partido para los fines no relacionados con la lucha por el socialismo. Con esa clase, el partido de los comunistas tiene tradiciones de una cooperación muy estrecha y fructífera.
  5. Los obreros son la única clase que no está interesada consecuentemente en la colaboración estratégica con el gran capital.
  6. El apoyo en la vanguardia obrera es una condición importante de la propagación de la consciencia socialista en los grupos sociales grandes. La clase obrera es la médula de la alianza intraclasista con los proletarios de trabajo intelectual. Ella misma es base de la alianza interclasista del proletariado con el campesinado y la pequeña burguesía.
  7. La clase obrera formula a los comunistas exigencias muy altas y ayuda al partido a hacer frente al oportunismo y revisionismo. Los obreros mejor que nadie son capaces de evaluar los logros y éxitos del Partido comunista, indicarle cuáles son las fallas y deficiencias. La renuncia por parte del PCUS al apoyo sobre la clase obrera durante la Perestroika se convirtió en un importante factor de la derrota del socialismo en el país.
Tal es la necesidad reciproca del Partido comunista y la clase obrera. La demostró V.I. Lenin al escribir en el empalme de los siglos XIX y XX que la separación del movimiento obrero del socialismo originó la debilidad de ambos: las doctrinas de los socialistas no unidas con la lucha obrera no dejaban de ser meras utopías, buenas intenciones que no influyen en la vida real; el movimiento obrero seguía siendo empequeñecido, diezmado, no adquiría significación política, no se iluminaba por la ciencia de vanguardia de su tiempo. Por eso… se manifiesta cada vez más la aspiración de unir el socialismo y el movimiento obrero en el movimiento social-demócrata único. La lucha de clase de los obreros con esa unión se convierte en la lucha consciente del proletariado por su liberación de la explotación por parte de las clases pudientes, se elabora la forma superior del movimiento obrero socialista: el partido social-demócrata obrero autónomo.
La tarea imperiosa del PCFR es fortalecer las relaciones con la clase obrera, superar su influencia en el proletariado.
Clase obrera y lucha de clases
¿Cuáles son las perspectivas de nuestro partido del apoyo sobre la conciencia clasista de los proletarios? El Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia realizó una investigación entre los asalariados de la industria minera de Rusia. ¿A quién consideran ellos como los peores defensores de los intereses y derechos de los asalariados?  Los metalurgos y mineros dijeron que eran los propietarios de las empresas. En los años 2013 y 2011, solamente un 1% de los encuestados consideraban que los capitalistas eran defensores de sus intereses. Tampoco consideran los asalariados que sus defensores son los “jefes superiores”. Solamente un 5-7 % están dispuestos en confiarles. Tampoco las estructuras públicas se destacan por la preocupación por los trabajadores. Son de otra opinión un 2–7% de los encuestados. De tal manera, la investigación estableció: los trabajadores están conscientes de la incompatibilidad de los intereses del trabajo asalariado y el capital.
En dos decenios no se ha logrado imponer el culto total del individualismo a los trabajadores de Rusia. Al mismo tiempo, los sindicatos oficiales dejaron de realizar la función de consolidación de los trabajadores. No forman sino destruyen la solidaridad proletaria, trabajan en intereses de los explotadores. La Federación de Sindicatos Independientes de Rusia (FSIR) se mantiene sólidamente en posiciones conformistas. Pero no vale la pena olvidar la obra de V.I .Lenin “Enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo”. En esta misma, llamaba como una tontería infantil e irrisoria las “conversaciones muy científicas y terriblemente revolucionarias” de que los comunistas no pueden trabajar en los sindicatos reaccionarios, que hay que salir de ellos y crear “una “alianza obrera” muy nueva, completamente limpia, inventada por los comunistas. V.I. Lenin subraya: “Cuando comenzó a extenderse la forma superior de unión clasista de los proletarios, el partido revolucionario del proletariado, en los sindicatos empezaron a manifestarse fatalmente ciertos rasgos reaccionarios, cierta estrechez gremial, cierta tendencia al apolitismo, cierto espíritu rutinario, etc. Pero el proletariado no se desarrollaba, ni podía desarrollarse, en ningún país por otro medio que no fueran los sindicatos y su cooperación con el partido de la clase obrera”.
El PCFR ve todos los problemas y dificultades de cooperación con la cúpula liberal burguesa de la FSIR o la Confederación de Trabajo de Rusia. Pero estamos dispuestos a cooperar activamente con las estructuras locales y regionales de los sindicatos en la defensa de los intereses concretos de los trabajadores. El PCFR también está dispuesto a ayudar a crear sindicatos realmente nuevos que rechacen el social-conformismo. En este caso, el partido se ve obligado a defender los intereses reales de los trabajadores en cooperación con toda asociación sindical si su actividad no consiste en la simulación. La actitud de las organizaciones del PCFR ante la cooperación con los sindicatos debe tener siempre un carácter concreto. La renuncia a la búsqueda de vías de cooperación es inadmisible.
Al diseñar una política a largo plazo, es importante conocer los ánimos de la gente. Los científicos del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia investigaron qué tipo de Rusia anhelan los ciudadanos. Había que evaluar el sistema estatal y el régimen económico-social. Como resultado se establecieron cuatro grupos grandes.
Soñadores de una Rusia liberal. Están seguros que “se necesita la liberalización de todas las esferas de la vida y la emancipación del negocio del poder de los burócratas”. En total, los partidarios del capitalismo “puro”, de la propiedad privada y la competencia de mercado libre sumaron un 7%. Los científicos los llamaron comoliberales de derechas.
Partidarios de una economía mixta. Abogan por el capitalismo con elementos de planificación o el socialismo con una importante parte del mercado capitalista. Constituyen un 21%. Los sociólogos los llamaron como liberales de izquierda cercanos a la social-democracia europea.
Partidarios de la combinación de un Estado fuerte y las relaciones de mercado. Abogan por la consolidación del rol del Estado en todos los campos, por la nacionalización de las empresas más grandes y sectores estratégicos importantes pero conservando el modo de vida capitalista. Entre esos partidarios de Estado de derecha hay10% de ciudadanos.
El último de los cuatro grupos son los partidarios de un Estado fuerte y el modo de vida socialista. Unos de ellos admiten elementos de mercado, otros no.  Todos esos partidarios del Estado de izquierdas sueñan con la sociedad que parece al socialismo soviético. En este grupo más numeroso están un 57% de ciudadanos.
Es significativo que hay más partidarios del liberalismo entre los rusos más prósperos. En cuanto a los partidarios del socialismo, predominan evidentemente entre dos tercios de la población menos acomodada.
Pues, la Rusia moderna se pone a las izquierdas. Más, se radicaliza.El modelo de la democracia burguesa imitativa se desprestigia cada vez más ante las personas. Sigue avanzando sin cesar al primer plano el elemento social de la democracia. Se produce la toma de conciencia de la necesidad de librar una lucha activa de los trabajadores por sus intereses. La mayoría de los rusos que viven con su trabajo se hacen conciencia de que el poder existente es ajeno a ellos como clase y los intereses cardinales de los trabajadores no coinciden con los del capital.
De la dictadura del capital a la dictadura del proletariado
La clase obrera cuenta como antes con las posibilidades de hacerse la vanguardia en la confrontación con la burguesía. La salida de la vía muerta es superar la restauración del capitalismo. El objetivo político del paso a la construcción socialista es la eliminación de la dictadura del capital. Marx, Engels, Lenin subrayaban constantemente que la dictadura del capital es una forma política de mantener el poder ilimitado de la propiedad privada. Esa dictadura afirma las relaciones de explotación del hombre por el hombre, del trabajo por el capital.
El gran capital en Rusia hace todo lo posible para consolidar su posición. No sólo delega al poder a sus abogados, sino también forma parte de sus órganos superiores. Tras el golpe del Estado de 1993, no hubo ni un solo gobierno, menos el gabinete de Primakov-Masliukov, que no fuese formado por millonarios e incluso multimillonarios. El gobierno actual de Putin – Medvedev no es excepción.  A los multimillonarios les es fácil encontrar entre los diputados de la Duma Estatal y el Consejo de la Federación.
Los resultados de su labor el pueblo los siente cada día y en todas partes: desde el Código Laboral que limita los derechos de los trabajadores en la defensa de sus intereses económicos, hasta las leyes electorales capciosas. La conclusión es obvia: sin liquidar la dictadura del capital es imposible volver a la vía magistral del desarrollo socialista. Sin ello es imposible llevar a la vida los planteamientos estratégicos y programáticos del PCFR. Hay que recordar la famosa frase de Carlos Marx de que entre la sociedad capitalista y la comunista se halla el período de la transformación de la primera en la segunda. A ese período le corresponde un período transitorio político y el Estado de ese período no puede ser otra cosa que la dictadura revolucionaria del proletariado.
La postura en cuanto a la dictadura del proletariado es la principal línea divisoria en el movimiento comunista internacional.  Es lo que diferenciaba a los marxistas de los oportunistas. V.I. Lenin resaltaba más de una vez la función de coerción propia de la dictadura de la clase obrera: los bolcheviques traicionarían criminalmente a los intereses de los trabajadores si se hubiesen dedicado al sermón de la “no resistencia al mal con fuerza”. Al contrario, los comunistas están convencidos que toda revolución vale algo únicamente si sabe defenderse. Al pueblo le costó cara la traición a este principio por Gorbachov y su camarilla y, por consiguiente, la incapacidad del partido de corregirles. Sería más fácil vencer la traición si el partido recordase las palabras leninistas: Quien habla de la política no clasista y el socialismo no clasista debería ser enjaulado y exhibido junto a algún canguro australiano.
Pero, cada quien reduce la dictadura del proletariado a la violencia la tergiversa burdamente. En la obra “La Gran iniciativa” Lenin subraya que “la dictadura del proletariado no es violencia sobre los explotadores, ni siquiera es principalmente violencia”. Lo principal es una nueva base económica de la sociedad cuando se aplica “un tipo más alto de la organización social del trabajo en comparación al capitalismo. Esto es la esencia. En ello consiste la fuente y la garantía de la victoria inevitable del comunismo”.
La dictadura de la clase obrera es al mismo tiempo la formación de un nuevo tipo de la personalidad. Según Lenin, es proceso de transformación de las costumbres, estropeadas y contaminadas por la maldita propiedad privada sobre los medios de producción, por todo el ambiente de grescas, desconfianza, enemistad, de hacer trampas al otro que es producto de la actividad económica de los propietarios.
Los lacayos del capital difamaron la idea de la dictadura del proletariado, la calificaron como idea de la violencia sangrienta. Pero la historia nos enseña todo lo contrario. El poder soviético se instauró de una manera triunfal y casi sin sangre. Solamente con el apoyo de las bayonetas de los intervencionistas el Ejército Blanco pudo desencadenar la sangrienta Guerra Civil. Sin embargo, los propagandistas burgueses “no lo recuerdan” intencionadamente.
“Se olvidan” también de otra cosa: los clásicos del marxismo preferían las formas pacíficas de instauración de la dictadura del proletariado. Como afirma Lenin, si para el movimiento pacífico de la revolución hacia adelante existe aunque sea una sola oportunidad de cien, el intento de aprovechar esa oportunidad valdría la pena de realizarla. Y esas líneas fueron escritas en la víspera de la revolución, en 1917.
El interés de la clase obrera en la liberación pacífica de Rusia del yugo del capital es indiscutible. Hacerlo pacíficamente y sin pérdidas significa tener las mejores condiciones de arranque para construir una nueva sociedad, para pasar al socialismo.
Lucha de ideologías no conoce tregua
La mayoría de la nación rusa y de toda nuestra comunidad multinacional lo constituye el proletariado. Por ello, el problema ruso y en general el problema nacional, no se podrá resolver sin resolver el problema obrero. Nuestros ultra-patriotas ignoran la naturaleza explotadora de la sociedad burguesa. La resolución del problema ruso la reducen exclusivamente al renacimiento de la cultura rusa y el espíritu ruso. Pero no es más que una utopía. Hoy, el renacimiento de la cultura rusa es inseparable de la lucha por el socialismo, por el despertar de la conciencia proletaria. Los estrategas del Occidente imperial entendían perfectamente la condición clave de la restauración del capitalismo en Rusia. Debilitaban a la clase obrera soviética para convertirla de la clase-nación en el proletariado despojado de la propiedad y el poder.
La rusofobia y el antisovietismo son atributos de la dictadura del capital oligárquico en Rusia. La cuestión se plantea de la siguiente forma: ora nos convertiremos en una nación burguesa periférica aceptando la cultura occidental, ora renaceremos como nación socialista sobre la base de la cultura soviética y rusa. Todo depende de aquella clase que se convertirá en la fuerza motriz de la nación. O se conservará la dictadura del capital, o se instaurará la dictadura proletaria. Determinará el destino de todos los pueblos de Rusia.
La feroz competencia en el mercado de trabajo y el temor del desempleo son obstáculos para la solidaridad clasista. Se falsifica abiertamente la historia soviética. Se cultivan abiertamente el consumismo y la ideología pequeñoburguesa. Todos los partidos burgueses y nuevas organizaciones “patrióticas” se apresuran a desarmar a la clase obrera. Propagandizan la idea de la asociación entre el trabajo y el capital, llaman a la unidad nacional de los proletarios y burgueses. La tarea de los liberales y los nacionalistas de toda calaña es separar a los obreros en apartamentos nacionales.
También tenemos nuestra culpa de que la clase obrera no tiene desarrollada la conciencia socialista. Solamente el partido comunista puede aportarla. En caso contrario, son otras las ideas que dominan su mente. Son nosotros quienes debemos llevar los conocimientos científicos sobre el socialismo y la dictadura del proletariado. Aquí no se requiere un asalto propagandístico sino un trabajo sistemático, largo.
La lucha de las dos ideologías no cesa ni un solo instante. Los adeptos de la burguesía pusieron a su servicio las teorías de la convergencia, la sociedad postindustrial e informatizada, otras concepciones. Y todas estas construcciones conceptuales le niegan a la clase obrera la capacidad de participar activamente en la gestión de la producción, la sociedad y el Estado.
En su intervención en la Reunión plenaria de octubre del CC del PCFR G.A. Ziuganov hizo la siguiente pregunta: “¿Penetran esas teorías en nuestro partido? Tales casos son únicos pero es imprescindible vigilar. El PCFR no puede ponerse de acuerdo con las afirmaciones de que la clase obrera ya es el pasado, que la lucha de clases no es actual y debe ser sustituida por la de emancipación nacional.  Todos quienes aspiran a “renovar el marxismo” de esta manera deberían leer más atentamente las obras de Carlos Marx y Federico Engels, Lenin y Stalin y procurar una verdadera unidad de las luchas social-clasista y de liberación nacional”.
El PCFR y la clase obrera: tareas inmediatas
En nuestras consignas y quehacer debemos subrayar incansablemente: el PCFR es partido de la clase obrera, partido del pueblo trabajador. Al llevar a cabo acciones políticas, es importante resaltar nuestro papel en la lucha por los intereses de los obreros. Es de señalar que sus aspiraciones coinciden con los intereses cardinales de otras capas de los trabajadores y los intereses de renacimiento de Rusia. El carácter clasista y patriótico-nacional de la labor del PCFR se complementa.
Para afianzar el vínculo del PCFR y la clase obrera es de resolver toda una serie de tareas inmediatas y a largo plazo. Habrá que poner en acción todos los ámbitos del trabajo partidista incluyendo los organizativos.
– en el trabajo de reclutamiento de los nuevos militantes, ampliar la incorporación a los representantes de la clase obrera en las filas del PCFR.
– los comités urbanos y distritales determinarán las organizaciones de base responsables por el trabajo en empresas concretas. Si es necesario, reorganizar las propias organizaciones del partido.
– todos los comités del partido, allí donde ello no se ha hecho todavía, elegirán en seis meses al secretario para el movimiento obrero o delegar sus funciones en uno de los secretarios. Todos los comités del partido deberán formar las respectivas comisiones y secciones.
– por decisión de nuestra Reunión plenaria se establece que la parte de los obreros en el órgano de dirección elegido no puede ser menor de la proporción de obreros que militan en la respectiva organización de partido.
Habida cuenta de las nuevas tareas, la consolidación del vínculo con la clase obrera avanza al primer plano en la lucha política del PCFR.
– en cada organización local es de determinar las empresas que serán “puntos de apoyo” de la profundización de los vínculos con la clase obrera. Se pondrán en el centro de atención las fábricas y empresas concretas, minas, obras y organizaciones de transporte. Empezando con dos-tres “puntos de apoyo” se irá ampliando su cantidad.
– el vínculo aunque sea con un “punto de apoyo” será la tarea permanente para los miembros y candidatos a miembros Comité Central, miembros de otros órganos dirigentes y de control del partido.
– en las empresas y organizaciones que no son “puntos de apoyo”, las comisiones para el movimiento obrero deben tener a una especie de “apoderados” entre los miembros o simpatizantes del partido. Su tarea: informar a los comités del partido sobre la vida de una empresa concreta.
– proceder según el principio: el partido no deja sin atención ni un solo hecho del despido injusto.
– en cada lugar hay que dejar de practicar los mítines y piquetes sobre el tema “por todo lo bueno, contra todo lo malo”. Poner en el centro de atención la defensa de los intereses de los asalariados de trabajo físico e intelectual, las cuestiones de la solidaridad. Cada mitin y piquete deben tener un motivo concreto y tarea comprensible a los participantes. Las consignas y las exigencias deben ser claras y controlarse su ejecución.
– habrá que cambiar el carácter del trabajo del partido en los sindicatos. Hay que consolidar la lucha por la influencia en ellos, por formar parte de sus órganos dirigentes. Los comités locales se ven obligados a asegurar la incorporación constante de los miembros y partidarios suyos en los comités sindicales y sus burós. Ello es sumamente importante en las empresas elegidas como “puntos de apoyo”.
La propaganda de las ideas sobre el papel protagónico de la clase obrera en la lucha por el retorno de Rusia a la vía socialista requiere activar nuestro trabajo ideológico. La Reunión plenaria podría dar los siguientes encargos:
– la Sección de agitación y propaganda del CC debe preparar una serie de materiales propagandísticos populares dedicados a la clase obrera y la lucha de clases proletaria. Elevar propuestas sobre la creación de las escuelas de formación de partido a la Presidencia del CC del PCFR y celebrar un certamen del manual popular sobre los fundamentos del marxismo-leninismo para obreros.
– el Centro de educación de partido del CC del PCFR prestará atención en su trabajo a los temas de la teoría de la lucha de clases del proletariado. Los comités del partido tomarán en consideración esa necesidad para organizar la educación política de partido en cada lugar.
– en las ciudades y cabeceras distritales sin una industria y nudos de transporte desarrollados, incluir en la lista de los “puntos de apoyo” para la acción con la clase obrera los centros académicos de nivel primario y secundario profesional: escuelas profesionales técnicas, colegios e institutos que forman cuadros de obreros para la industria, construcción, transporte y comunicaciones.  Implantar el patrocinio sobre ellos por parte de obreros y especialistas veteranos conocidos de los respectivos sectores y profesores fieles a las convicciones comunistas.
– recomendar a la Unión de Oficiales Soviéticos realizar un trabajo sistemático con oficiales que hoy trabajan en empresas de seguridad y custodia privadas.
Un papel importante en la consolidación de la influencia del PCFR en el proletariado deben jugar los diputados-comunistas de todos los niveles y fracciones. Tenemos que marcar prioridades siguientes en este campo de nuestro trabajo.
– el Grupo del PCFR en la Duma Estatal de la FR junto con la Comisión del CC para la política industrial en el trabajo de desarrollo legal partirá de la necesidad de promover medidas concretas de conservación y ampliación de la clase obrera en la industria y la construcción, el transporte y la comunicación. Luchar activamente por la realización de las cláusulas del Programa Anti-crisis del PCFR con vistas a recuperar el sector real de la economía nacional, sus sectores de altas tecnologías.
Desarrollar las enmiendas al Código Laboral de la FR con el objetivo de defender a los asalariados del trabajo físico y manual. Prever en ellas mecanismos reales de defensa de los intereses de los trabajadores. Ampliar las posibilidades para convocar y realizar huelgas.
– Cada diputado popular del PCFR, desde la Duma Estatal hasta el Consejo municipal, debe atender a una o dos empresas que son “puntos de apoyo” del partido en sus relaciones con obreros.
– La dirigencia del Grupo del PCFR en la Duma Estatal junto con la Comisión del CC para el movimiento obrero, sindical y de protesta deberán:
– Desarrollar la temática y el cronograma de preparación de los anteproyectos de leyes en defensa de los intereses de la clase obrera y considerar que la puesta en práctica de ese plan-cronograma es la tarea prioritaria del Grupo;
– Con el objeto de reforzar la protección a los activistas sindicales desarrollar las enmiendas a las leyes sobre los sindicatos, llevar a cabo la discusión con representantes de las asociaciones sindicales sobre ellas;
– desarrollar la temática y el cronograma de las “mesas redondas” y debates parlamentarios dedicados a los problemas actuales de la vida laboral, socio-económica de la clase obrera y defensa de sus intereses laborales y clasistas.
Al promover a los candidatos a diputados de la Duma Estatal de la FR, demás órganos del poder representativo es de prever la inclusión obligatoria de los candidatos obreros que trabajan en fábricas y empresas.
Para desplegar el trabajo parlamentario y extraparlamentario existe la necesidad de fortalecer el servicio jurídico del PCFR. Para llevar a cabo el trabajo legal hay que incorporar ampliamente tanto a los juristas profesionales como alumnos las facultades de ciencias jurídicas. Hay que precisar también el carácter de su actividad.
Se plantea la tarea de buscar las vías de influencia ideológica sobre los inmigrantes laborales, especialmente aquellos quienes se integran en la clase obrera multinacional de Rusia.
– Hay que considerar la resolución del problema de inmigrantes laborales como parte sustantiva de la actividad para elevar el rol del PCFR entre el proletariado.
– El Departamento del CC para la política nacional deberá estudiar el tema de la creación del consejo social para la cooperación con los inmigrantes laborales.
– Hay que iniciar más activamente el establecimiento de relaciones permanentes de los comités regionales del PCFR y las asociaciones de coterráneos.

* * *
Hace dos años el Comité Central del PCFR planteó ante el partido la tarea de la transformación de los trabajadores asalariados en esa “clase revolucionaria que es capaz de llevar la protesta masiva naciente hasta las dimensiones nacionales”Esta decisión de principio sólo se llevará a la vida cuando en Rusia se levante un poderoso movimiento obrero inspirado por la conciencia socialista. Dominar la gran doctrina del marxismo-leninismo es una tarea doble. Pues se destina al movimiento obrero revolucionario y al Partido comunista, al que le pertenece el papel rector en la lucha del proletariado por el socialismo.
Rusia entra nuevamente en un período excepcionalmente complejo. Para conducir al pueblo a través de las duras pruebas se necesita un partido fuerte de la parte más numerosa, proletaria, de nuestra sociedad.

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