lunes, 2 de marzo de 2015

LECCIONES DE LA EXPERIENCIA SOCIALISTA CHILENA (III)

Mural de la Brigada Ramona Parra en Chile

Mural de la Brigada Ramona Parra en Chile
Por: César Quintero Ríos. Especial para TP
De forma simultánea al desarrollo del programa de la Unidad Popular(UP), con sus aciertos y teniendo como marco de acción los límites de la estructura económica, mencionadas en el anterior artículo, se pusieron en marcha las más importantes experiencias de acción y reacción de las fuerzas sociales en tensión de la sociedad chilena.

Desde el gobierno, las acciones antiimperialistas, antioligárquicas y antilatifundistas, junto al esfuerzo de la dirigencia revolucionaria, se promovieron importantes experiencias de organización y movilización popular en defensa de dichas medidas y a favor de la profundización por la vía revolucionaria.
La historia latinoamericana conoció del heroísmo de la clase obrera chilena, de sus Sindicatos, Cordones Industriales, Consejos Campesinos, Comunas Populares, Juntas de Abastecimiento y Precios, como germen del Poder Popular que se abría paso frente a la pequeña burguesía y la reacción burguesa.
Fueron estas organizaciones, con sus hombres y mujeres conscientes de las tareas proletarias y populares, quienes resistieron ante las intentonas golpistas previas al nefasto 11 de septiembre de 1973, quienes derrotaron las huelgas subversivas promovidas por las centrales patronales, quienes controlaron importantes sectores populares ante la política de desabastecimiento, especulación y promoción del mercado negro.
A fines de 1972 comienza a profundizarse la crisis chilena, ante las pretensiones de colocar al Estado liberal-burgués y una economía aún controlada por la burguesía, al servicio de la construcción de un proyecto alternativo y popular, dejando intactas sus estructuras y dinámicas fundamentales. Este control económico de la burguesía en importantes áreas de la producción y distribución de bienes y servicios, permitió sus acciones sediciosas contra el pueblo y el gobierno, y como telón de fondo, los movimientos de la CIA en el seno de las Fuerzas Armadas chilenas y como financista de las acciones conspirativas. Casi US$ 8 millones fueron enviados por el gobierno yanqui para organizar y apoyar la huelga de los transportistas contra el gobierno, otros recursos sirvieron para comprar a militares y financiar la acción de grupos fascistas.
La insistencia de seguir una “vía pacífica” al Socialismo, que no era otra cosa que generar transformaciones dentro de la legalidad, a todas luces, burguesa, iba acompañada de la táctica política de negociar y llegar a acuerdos con representantes de la burguesía. El caso específico de las conversaciones con la Democracia Cristiana, cada vez más involucrada en el golpismo, era un objetivo buscado con desesperación por el gobierno, como fórmula para avanzar desde un supuesto apoyo de esta tolda a las iniciativas legislativas de la UP.
Todo ello, en el marco de un fuerte auge de masas y una agudización de la lucha de clases, donde en varias ocasiones el movimiento popular revolucionario superó los planteamientos pequeñoburgueses, pero al no contar con el control del poder político, este clamor se dispersó en los vientos de la digna lucha proletaria.
Recomendamos estudiar el discurso de Fidel Castro en el Estadio Nacional de Santiago de Chile (2-12-1971, disponible en Internet) al finalizar su encuentro con el pueblo chileno. Ahí, Fidel plantea interesantes alertas a la clase obrera chilena y al  gobierno popular en su transitar al Socialismo por una vía legalista, alertas que demostraron ser verdades pesadas e implacables sobre los hombros del pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario